jueves, 8 de noviembre de 2007
La Estética de la Soledad y el Vacío
Por Bergson Rosario
I
Empujados por los aconteceres del momento, entiéndase época, los poetas, novelistas, cuentistas y demás literatos se han alojados en la búsqueda de su otro yo interior en sí mismo, expresando la abulia y las perentoriedades que cada cual lleva incubada más allá del cielo encapotado de sus propias incongruencias circunstanciales. Para los escritores, sobre todo aquellos que empiezan a empinar el cáliz sacralizado de la creación de mundos a través de la literatura, para los neófitos en estos quehaceres estéticos; el elaborar literatura se ha convertido en una válvula de escape para expulsar a los chibiricos, duendes y demás diablillos que se han adueñados de su alma.
El estar en constante contacto con los jóvenes escritores me ha permitido ir delineado lo que es la Poética de la Soledad y el Vacío. Si bien es cierto que cada joven escritor es un inocentes, para no decir un ignorante, no es la mejor acepción del término, de hacia dónde va su producto escritural, mucho más cierto es que la gran mayoría de ellos están coincidiendo en el uso de la misma temática, el mismo estilo, la misma estrategia escritural, el uso de lo mismo semantemas, la misma práctica y, hasta es posible, el mismo estilo.
Características que definen la Estética de la Soledad y el Vacío.
Las características principales de esta estética, deducidas de las lecturas y comentarios de la obra de estos núbiles escritores, pueden enumerarse de esta manera:
–Un desahogo existencial del escritor en busca de su propia identidad como ser dialéctico.
–Un desprendimiento interior de la insensibilidad del poeta que le afecta sus fueros externos.
–El uso de un semantema común que denota la tristeza que se origina en el vacío y la soledad existencial del escritor. Términos como tristeza, pena, alma, dolor, amargura, vacío soledad angustia, entre otras desfilan por versos grises de sus producciones poemáticas.
–El constante uso de figuras literarias, metáfora, símil, epítetos, prosopopeya, etc. que nos llevan de la mano hacia el insondable éter de la soledad y el vacío en cada uno se encuentra sumido.
–Uso frecuente de temas relacionados con el amor, la muerte, la ausencia, el olvido, la protesta solapada; como causante de la soledad y el vacío vivido por el poeta a cada instante.
Causas
Pudiéramos preguntaremos, ¿cuáles serían las causas de esta poética, de este comportamiento estético de los nuevos escritores que afloran en el parnaso de nuestra literatura nacional? A lo que nos responderíamos con las cejas arqueadas o con un rictus facial de desengaño o de duda.
Las causas del surgimiento de esta estética, si así se nos permitiera nominar el nuevo acontecer en la naciente literatura, son varias pero nos atrevemos a enlistar las siguientes:
•Ausencia en materia temática, es decir, tal vez afectado por la máxima que reza "nada es nuevo bajo el sol" nuestros jóvenes no poseen la brújula de las agujas exactas que les indique hacia dónde llevar su carga de explosión escritura.
•La finisecularidad ha creado una especie de manto abnubilatorio más allá de su propia existencia creándoles la sensación de vacío que incuba en cada intersticio de su alma.
•Las sensación de soledad que se ha ido creado en ellos a partir de los acontecimientos mundiales, tales como: guerras, terrorismo, la falta de personajes modélicos que tracen pautas hacia la consecución de un ideal, etc.
•El deambular de la sociedad por la superficie cenagosa del pantano de la vida y la sonrisa.
Pero la causa más importante es aquella en que el escritor no es más que una consecuencia directa de su misma soledad, madre del vacío como un ingenioso engendro.
Propósitos
Entre los propósitos mas descollantes están el que:
•Percibirse a sí mismo como una existencia real.
•Prestar al escritor una senda inacabable a partir de la cual el mismo se posea en la medida en que posee un estilo para la creación de posibles mundos reales.
•Sentir en la Soledad y el Vacío las fuentes idóneas para extraer y luego expresar su mundo interior.
•Proyectar su mundo hacia la experiencia vivencial propia para presentarla como una alternativa de existir en la que el escritor refleja la Soledad y el Vacío que lo domina todo.
•Entender al yo como el causante de todas las bondades desgracias de la vida: la muerte, el amor invivido, la influencia de la ausencia del otro en mi propio yo, el olvido en todas sus manifestaciones, la inconformidad social con el mundo y su entorno más cercano trayendo como consecuencia el severo dardo de la protesta solapada del escritor; en fin, el escritor actual teje una cadeneta de realidades que lo atan al inexorable túnel en que se constituye la estética de la Soledad y el Vacío.
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